noviembre 22, 2023
Armenia, 22 de noviembre de 2023. Gilmar Mayo, un ícono del atletismo colombiano, elevó las expectativas y rompió barreras al convertirse en el recordista en salto alto, con un salto de 2.33 metros, en un Suramericano de Atletismo que se llevó a cabo en Pereira, en 1994. Su determinación y dedicación no solo le valieron títulos, sino que también inscribieron su nombre en la historia del deporte nacional, lo que lo convirtió en referente del atletismo en el Chocó.
“El Chocó siempre ha sido cuna de grandes atletas”, dice el ahora entrenador, desde atrás de la barda que lo separa de los atletas. Recién su dirigido, Jeiner Andrés Mosquera, finalizó con un salto de 2.10 metros, lo que mejoró la marca del departamento con respecto a los Juegos Nacionales de 2019 y su marca personal.
Y es algo que se ha manejado a punta de fortaleza mental, de que los atletas crean en sus capacidades, que no bajen los brazos y vean que el deporte es una herramienta fundamental para lograr todo lo que se propongan. “Cuando llega la hora de competir, lo que buscamos es manejar la mentalidad del atleta, dejarle claro que lo que están haciendo es bueno, que con el biotipo que tiene, puede llegar a donde quiera”, añade Mayo.
Su presencia es vital para el atleta, su comunicación y sus consejos, ayudan a que mejore en cada oportunidad para superar la medida impuesta, para romper los límites tanto físicos como mentales. “En este tipo de eventos, me toca llevarlos a punta de sensaciones para determinar cómo está mentalmente, cómo está su enfoque y se hace un seguimiento cercano al movimiento técnico, a cada paso que da y cómo llega posicionado al salto”, señala.
Esa confianza es fundamental, un impulso más para el atleta, que le permite entre oportunidad y oportunidad mostrar su mejor versión, demostrar que el trabajo en equipo es vital, incluso en las disciplinas individuales, que es un conjunto que viene desde el entrenador, quien se convierte en su principal confidente, desde el apoyo psicológico hasta el físico. Acompañándolo en todo el camino, hasta el último impulso de su salto.
