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Angie Tatiana Tobar, la historia de vida de una voluntaria labrada en un orfanato y las canchas de fútbol

noviembre 24, 2023
Armenia, 23 de noviembre de 2023. Se cumplía la segunda jornada del atletismo de los Juegos Deportivos Nacionales Eje Cafetero 2023 y nos disponíamos a ingresar para cumplir las labores en la pista de atletismo, cuando de repente se escuchó una dulce voz que decía: “Háganme famosa”.
 
Dirigimos la mirada hacia ese lugar y nos encontramos con un hermoso rostro y unos ojos verdes juguetones que buscaban atención, nos acercamos y le preguntamos, ‘¿por qué quieres ser famosa?’, y es ahí donde empieza una ejemplarizante historia de vida.
 
Angi Tatiana Tobar Herrera es una joven que hace parte del grupo de voluntarios de los juegos y estudiante de licenciatura en educación física recreación y deporte de la Universidad del Quindío. Todo hasta ahí parece normal, para alguien que ha vivido una vida sin contratiempos, pero para Angi es casi que una odisea, es la sexta hija entre diez hermanos, su señora madre murió cuando tenía nueve añitos y a su padre no los conoce, el fallecimiento de doña Martha Liliana Tobar Herrera, que era padre y madre a la vez, originó la desintegración del núcleo familiar, cada uno de sus hermanos tomó su propio rumbo sin importar la suerte de los demás.
 
El sector donde vivían es uno de esos barrios marginales donde lo común es la violencia, la prostitución, el vicio y el maltrato, situación, que a pesar de su edad ella no quería enfrentar y mucho menos repetir lo vivido por su madre. Es ahí cuando se acerca a los llamados hogares sustitutos en los que pasó tres años entrando y saliendo, pues tenía que buscar su propia manutención. ¿cómo? -  vendiendo lo que resultara-
 
 
En ese trasegar por la vida se apasionó por el fútbol, deporte que practica desde que tenía los 12 años. Al mismo tiempo llega al centro de protección infantil Juan XXIII del Bienestar Familiar, lugar que veía como una posibilidad para estudiar. Allí conformó con sus compañeras un equipo de fútbol y entre el juego y los estudios, fue moldeando su futuro, pero cada diciembre se escapaba para buscar a sus hermanos y sentir un poco de calor familiar cosa que nunca tuvo.
 
A partir de los 13 años, le buscaron una opción para tener mejor estabilidad, porque le veían un gran potencial, y la trasladaron al Hogar Madre Margarita, en Génova (Quindío), donde era más estricto, y sin posibilidades de estar entrando y saliendo sin permiso, como ocurría en su anterior internado.
 
A los 15 años, sin celebración, sin vestido rosado, sin ponqué y sin fiesta, decide abandonar su vida de interna y salir a enfrentar el mundo y construir su propia vida. Se vincula al equipo Atlético Quindío, luego pasa al Deportes Quindío intentando llegar al profesionalismo, pero ese proceso fracasó.
 
Por su talento, logra que le paguen en algunos equipos, por partido, con lo que se ayuda, gracias al apoyo de su padrino, Aldemar Ospina, quien le colaboraba esporádicamente, llega a la universidad, donde nadie conocía de su vida. Inicio sus estudios con muchas dificultades. Si conseguía para pagar el lugar donde habitaba, no tenía para comer, pero nadie lo sabía.
 
Pero su camino de la vida tendría aún más obstáculos. Un día cualquiera apareció un don Juan, la embarazó y desapareció. Sola, como ha sido su vida, sobrellevó su embarazo, con hambre y sufrimiento, pero un día no aguantó más y le contó su historia a una compañera de estudio que la fastidiaba por su modo de actuar.
 
Al conocer la realidad y el porqué de su forma de ser, se reunió con los demás compañeros y profesores, a quienes les contó lo sucedido y todo empezó a mejorar. La rodearon, le llenaron la alacena, le alistaron el ajuar para el bebé, y todos querían ser los padrinos del niño.
 
Angi tenía claro que no repetiría la historia de su madre, y pidió a los médicos que la operaran para quedarse solo con su niño y no traer más criaturas a sufrir como le toco a ella…
 
Después de mucho insistir y conociendo la situación, le cumplieron su petición. Hoy en día su hijo tiene año y medio, y vive como un ‘príncipe’, los días y años de soledad, hambre, tristezas y sufrimientos, quedaron atrás, aunque aún con dificultades.
 
Esta cerca de graduarse, pero su sueño de ser jugadora profesional de fútbol es lo único que le queda de su odisea de vida y quiere cumplirlo. Seguramente hay muchas Angis en nuestro país, pero también es seguro que, en algunos casos, hace falta sensibilidad humana para ayudarlas.
 
Y gracias al deporte, está saliendo adelante, y con los Juegos Nacionales Eje Cafetero 2023, como voluntaria, sigue haciendo realidad sus sueños, y compartiendo con los atletas con los que alguna vez espera estar aún más cerca.
 

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